Tierras raras: qué son, para qué se usan y por qué suponen el futuro de la tecnología y la energía

  • Las tierras raras son 17 elementos químicos clave en tecnología y energía.
  • Su extracción es compleja y está dominada por China, generando dependencia global.
  • Aplicaciones imprescindibles en electrónica, energías limpias y defensa impulsan su valor estratégico.

qué son las tierras raras

En la actualidad, el término «tierras raras» aparece cada vez con más frecuencia en titulares, debates sobre tecnología, sostenibilidad, energía y hasta en la geopolítica internacional. Sin embargo, para muchas personas, sigue siendo un enigma qué son exactamente estos elementos, por qué están en boca de todos o cómo afectan realmente a la vida cotidiana. La realidad es que, aunque invisibles en nuestro día a día, las tierras raras tienen un papel protagonista en el avance de la tecnología moderna y en la transición hacia una economía más sostenible.

Conviene dejar de lado los tópicos y entender que estas sustancias, lejos de ser exóticas y desconocidas, resultan imprescindibles. Desde los móviles, vehículos eléctricos, ordenadores y televisores, pasando por turbinas eólicas, productos sanitarios o incluso sistemas de defensa, su presencia es clave. Pero, ¿qué son, por qué su extracción es tan problemática, dónde se concentran, y por qué son tan codiciadas? A lo largo de este artículo, descubrirás todos los secretos y verdades sobre las tierras raras.

¿Qué son las tierras raras?

Las tierras raras agrupan 17 elementos químicos que ocupan una posición singular en la tabla periódica: los 15 lantánidos (lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio), junto con el escandio y el itrio. Durante años, su existencia pasó desapercibida o no se consideró particularmente relevante. No obstante, con el auge tecnológico de los últimos sesenta años, su importancia se ha disparado, hasta el punto de que la Comisión Europea los ha incluido en la lista de materias primas críticas.

El nombre resulta engañoso. Ni son tierras ni son especialmente raros en cuanto a su abundancia en la corteza terrestre. A los óxidos se les denominaba “tierras” durante los siglos XVIII y XIX, y fue bajo esa forma en la que se descubrieron y aislaron. La verdadera dificultad radica en su extracción y purificación: aunque están presentes en numerosas zonas del planeta, rara vez aparecen en concentraciones elevadas o puras, normalmente se dispersan y mezclan con otros minerales, lo cual complica y encarece su obtención.

En cuanto a lo de “raras”, tampoco es totalmente correcto. Elementos como el cerio son más abundantes que el cobre, fundamental en la vida moderna. La calificación de tierras raras deriva más bien de las dificultades históricas para aislarlos y de la escasa disponibilidad de yacimientos económicamente rentables, que de su presencia real en la corteza terrestre.

Propiedades únicas y aplicaciones tecnológicas

La razón por la que las tierras raras han cobrado tanta importancia reside en su excepcional combinación de propiedades químicas, magnéticas, ópticas y eléctricas. Esta singularidad ha hecho de ellas materiales indispensables en la fabricación de productos tecnológicos avanzados:

  • Neodimio y Disprosio: fundamentales en la producción de imanes de alta potencia, presentes en motores eléctricos de coches, turbinas eólicas y discos duros.
  • Europio, Terbio e Itrio: responsables del color en pantallas LED y dispositivos fluorescentes, así como en sistemas de iluminación eficiente.
  • Gadolinio y Holmio: aplicaciones sanitarias como agentes de contraste en resonancias magnéticas y en la fabricación de láseres.
  • Erbio: esencial para la transmisión de datos por fibra óptica a larga distancia.
  • Lantano, Cerio, Samario y otros: utilizados como catalizadores en el refino de petróleo, almacenamiento de energía, cerámicas técnicas superconductoras, vidrios especializados y baterías nucleares.

Sus propiedades explican por qué aparecen en productos tan variados como smartphones, ordenadores, televisiones, coches híbridos, patinetes eléctricos, drones, equipos médicos e incluso sistemas de armas avanzadas. La miniaturización y el incremento en la eficiencia de la tecnología moderna simplemente no serían posibles sin estos elementos.

Distribución geográfica y reservas mundiales

Si bien su abundancia en la corteza terrestre no es tan reducida como sugiere el término “raras”, las reservas económicamente explotables sí lo son. Según datos del Servicio Geológico de Estados Unidos, globalmente existen más de 90 millones de toneladas de tierras raras identificadas en reservas, aunque no todas son fáciles de extraer ni de procesar.

La principal problemática es que el 70% de la producción y el 90% del refinado mundial se concentra en China, gracias a sus enormes yacimientos y a una capacidad de procesamiento desarrollada a un coste medioambiental significativo. Los grandes países con reservas relevantes son:

  • China: 44 millones de toneladas en reservas, líder indiscutible tanto en extracción como en refinamiento.
  • Vietnam: 22 millones de toneladas.
  • Brasil: 21 millones de toneladas.
  • Rusia: 10 millones de toneladas.
  • India: 6,9 millones de toneladas.

Otros países con potencial, aunque en menor medida, son Australia, Tailandia, Madagascar y, recientemente, Noruega, que ha identificado un yacimiento de 1,57 millones de toneladas.

En el caso de España, las expectativas han crecido con el descubrimiento del yacimiento de monacita en Campo de Montiel y el de Matamulas (Ciudad Real), donde se estima podrían extraerse más de 2.000 toneladas anuales de óxidos de tierras raras. Sin embargo, su desarrollo depende de factores administrativos, económicos y medioambientales.

¿Por qué son tan difíciles de obtener?

La dificultad en la obtención de tierras raras no radica solo en la escasez de yacimientos concentrados, sino también en la complejidad del proceso de extracción y separación. Los principales minerales que contienen tierras raras son la bastnaesita, la monacita, la xenotima, la loparita y la gadolinita. Su tratamiento implica procesos químicos complejos y costosos, tales como la disolución de toneladas de roca en ácidos fuertes y la separación de elementos con propiedades químicas similares, lo que requiere tecnología avanzada y genera residuos tóxicos/radiactivos.

La situación se complica por el hecho de que la mayoría de las tierras raras se encuentran asociadas a otros metales y minerales, lo que provoca que no puedan obtenerse de forma individual sin un procesamiento adicional. Por ejemplo, el prometio es el único elemento considerado verdaderamente raro, ya que prácticamente no existe de forma natural, sino que debe obtenerse como subproducto en reactores nucleares.

Historia: el descubrimiento de las tierras raras

El descubrimiento de las tierras raras se remonta a finales del siglo XVIII. El primer hallazgo significativo lo realizó Carl Axel Arrhenius en 1787, al encontrar un mineral negro especial en Ytterby (cerca de Estocolmo, Suecia). Posteriormente, Johan Gadolin identificó en ese mineral —la gadolinita— una proporción importante de un óxido desconocido en la época, sentando así las bases para lo que serían los futuros elementos de tierras raras.

Desde entonces, el avance en la identificación y aislamiento de estos elementos llevó casi dos siglos, debido a sus propiedades similares y a la carencia de técnicas avanzadas de separación. A lo largo de los años, célebres químicos como Berzelius, Hisinger, Marignac, Mosander, Lecoq de Boisbaudran, Nilson, Cleve y otros contribuyeron al descubrimiento y nombramiento definitivo de los 17 elementos reconocidos actualmente.

Muchos de estos nombres hacen honor a los lugares de su descubrimiento (como itrio, terbio, erbio, iterbio), a los científicos que los aislaron (gadolinio) o, incluso, a referencias mitológicas (prometio). La identificación de estos elementos también sirvió para avanzar en la química inorgánica y en la tecnología de separación de metales.

Propiedades químicas distintivas

Los elementos de tierras raras suelen encontrarse en forma de óxidos y presentan configuraciones electrónicas que les hacen muy útiles para aplicaciones específicas. Suelen encontrarse en estado de oxidación +3 y, por lo general, tienen un alto número de coordinación, es decir, pueden unirse a varias moléculas o iones simultáneamente, lo que favorece la formación de compuestos con estructuras variadas y estables.

La conocida como contracción lantánida explica que el radio iónico de estos elementos disminuya de manera progresiva a medida que aumenta su número atómico. Esta propiedad les otorga características magnéticas y ópticas excepcionales. Además, los compuestos de tierras raras, como sus hidruros y nitruros, presentan estructuras cristalinas complejas que les dotan de funcionalidades únicas.

El comportamiento espectroscópico de estos elementos, especialmente de los lantánidos, está regido por la presencia de electrones 4f protegidos del entorno, lo que permite que sus colores y comportamientos ópticos sean prácticamente inalterables. De ahí que se utilicen como activadores en materiales luminiscentes.

Colores y estados electrónicos característicos

Los iones de tierras raras presentan una variada gama de colores, que dependen de las transiciones electrónicas f-f y que resultan casi independientes del entorno físico o químico donde se encuentren. Por ejemplo:

  • Lantano, cerio y gadolinio: incoloros
  • Praseodimio: verde
  • Neodimio: lila
  • Prometio: rosa o amarillo
  • Samario: amarillo
  • Europio: rosa pálido
  • Terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio: diferentes tonos plateados

Estas tonalidades han facilitado su uso en la fabricación de pantallas, láseres, dispositivos ópticos y sistemas de iluminación de última generación.

¿Para qué se utilizan las tierras raras?

Las aplicaciones principales de las tierras raras están relacionadas con la innovación tecnológica y la transición energética, pero su uso se extiende a muchos sectores:

  • I+D y tecnología: esenciales en componentes de ordenadores, memoria RAM, discos duros, teléfonos, pantallas LED, televisores, tablets, sensores y sistemas de guiado en defensa.
  • Sector energético: empleados en imanes y motores eléctricos de alto rendimiento, presentes en turbinas eólicas y vehículos eléctricos e híbridos.
  • Electrónica de consumo: auriculares, altavoces, cámaras, sistemas de almacenamiento y otros dispositivos portátiles contienen tierras raras en diferentes cantidades.
  • Industria química y sanitaria: usados en resonancia magnética, fabricación de láseres, agentes de contraste, cerámicas superconductoras, catalizadores y baterías nucleares.
  • Vidrio y cerámica: aditivos que mejoran propiedades en vidrios, esmaltes y cerámicas especiales.
  • Iluminación eficiente: necesarias en bombillas de bajo consumo, pantallas planas y tubos fluorescentes.
  • Aplicaciones militares: componentes en láseres de alta precisión, sistemas de defensa y comunicaciones.

Por ejemplo, un caza F-35 Lightning II puede contener más de 400 kg de estos elementos, mientras que un submarino nuclear puede llegar a requerir más de 4.000 kg. En la industria automovilística, un coche eléctrico puede integrar hasta 11 kg de tierras raras en sus motores y componentes.

[relacionado url=»https://www.tecnoloblog.com/revolucionario-motor-electrostatico/»]

Los minerales principales y sus yacimientos

Las tierras raras están presentes en cerca de 180 minerales diferentes, aunque solo algunos son económicamente relevantes. Los más destacados son:

  • Bastnaesita: fuente principal en China y EE. UU., es un fosfato de fluorocarbonato.
  • Monacita: fosfato de tierras raras, explotado especialmente en Brasil y África.
  • Xenotima: fosfato de itrio, menos abundante.
  • Loparita: óxido de cerio, sodio, calcio, titanio y niobio, importante en Rusia.
  • Gadolinita: silicato que contiene cerio, lantano, neodimio, itrio y berilio, junto con hierro.

Los principales yacimientos comerciales se sitúan en:

  1. Carbonatitas: rocas ígneas con altos contenidos de carbonatos, como Bayan Obo en Mongolia y Mountain Pass en EE. UU.
  2. Rocas ígneas alcalinas: yacimientos de sienitas nefelínicas, como en Lovozero, Rusia.
  3. Arcillas lateríticas: resultado de alteraciones en yacimientos previos, explotadas en el sureste de China.
  4. Depósitos tipo placer: arenas aluviales ricas en monacita, como en Matamulas, Ciudad Real, en España.

Recientemente, algunas investigaciones han detectado altas concentraciones de tierras raras en costras de manganeso cobaltífero en fondos marinos, lo que abre posibilidades futuras para su explotación oceánica, aunque aún en fase de estudio.

El proceso de extracción y sus desafíos medioambientales

La controversia en torno a las tierras raras no solo radica en su importancia estratégica y concentración en pocos países, sino también en su impacto ambiental. La extracción y procesamiento implican:

  • Uso intensivo de ácidos y reactivos químicos para purificar los elementos.
  • Generación de residuos tóxicos y radiactivos, especialmente si contienen torio o uranio como subproductos.
  • Elevado consumo de agua y energía.
  • Degradación de suelos y paisajes naturales.

Ejemplo de ello son los yacimientos de Bayan Obo y el delta del Yangtsé en China, que ilustran el alto costo ecológico. Por ello, la sostenibilidad del sector se ha vuelto prioridad, promoviendo tecnologías más limpias y el reciclaje.

Geopolítica y control del mercado mundial

La supremacía de China en la producción y control de tierras raras ha hecho que estos elementos sean considerados herramientas de presión diplomática y estratégica. Ha llegado a restringir exportaciones como forma de influir en negociaciones internacionales, generando alerta en EE. UU., Europa y otras potencias.

Un ejemplo es la guerra comercial entre China y EE. UU., donde la posibilidad de limitar las exportaciones de tierras raras ha sido utilizada como estrategia política. Otros países como Ucrania y Rusia también poseen reservas relevantes y están implicados en la disputa geopolítica.

Europa busca reducir su dependencia mediante el desarrollo de nuevos yacimientos y tecnologías de reciclaje y sustitución de estos materiales.

Nuevas vías de obtención: reciclaje, ecodiseño y alternativas

Frente a los retos de la minería tradicional, la innovación se centra en tres áreas principales:

  • Reciclaje: recuperar tierras raras de dispositivos electrónicos en final de vida, aunque las tasas de recuperación aún son inferiores al 1%. Mejorar los métodos de reciclaje será clave para la economía circular. En España, existen iniciativas para incentivar esta práctica.
  • Ecodiseño: diseñar productos con menor requerimiento de tierras raras, reduciendo impacto ambiental y demanda de recursos.
  • Materiales alternativos: investigar nuevas composiciones, como la tetrataenita (aleación de hierro y níquel), que podrían reemplazar ciertas tierras raras en aplicaciones magnétiques, siendo más accesibles y económicas.

Clasificación y ejemplos de aplicaciones según funciones energéticas

Las tierras raras se pueden agrupar en tres categorías según su utilidad en la energía:

  1. Producción de energía: en generadores eólicos y baterías betavoltaicas que utilizan imanes de aleaciones como neodimio-disprosio-terbio-hierro-boro y prometio.
  2. Eficiencia en el consumo de energía: en bombillas LED, motores eléctricos y baterías recargables (como Ni-MH), que mejoran el rendimiento y la duración, empleando lantano, neodimio, cerio y praseodimio.
  3. Gestión y control de la energía: en sistemas de comunicaciones, control, catalizadores y almacenamiento de hidrógeno, usando elementos como samario, gadolinio, disprosio, holmio y erbio.

Por ejemplo, las baterías recargables Ni-MH permiten almacenar casi el doble de energía que las tradicionales de níquel-cadmio, facilitando la transición a sistemas bajos en emisiones. El cerio actúa además como catalizador en la industria química, contribuyendo a reducir emisiones.

Mercado y usos industriales: sectores clave

Las aplicaciones industriales de las tierras raras abarcan sectores como:

  • Baterías: almacenamiento en dispositivos electrónicos y vehículos eléctricos.
  • Vidrios y cerámicas: aditivos que mejoran resistencia y propiedades ópticas.
  • Catalizadores: en procesos petroquímicos y generación de energía.
  • Imanes: motores, turbinas y altavoces.
  • Pigmentos y luminiscentes: láseres, pantallas y luminarias.
  • Metalurgia: aleaciones de alta resistencia y componentes funcionales.
  • Pulido y abrasivos: el cerio facilita el pulido de vidrios y lentes.
  • Otros: tecnologías emergentes, almacenamiento de hidrógeno y aplicaciones biomédicas.

De acuerdo con datos de mercado, aproximadamente la mitad de la producción mundial de tierras raras se destina a imanes y catalizadores. El neodimio representa casi la mitad del consumo global, seguido por el praseodimio y otros elementos en menor proporción.

Impacto ambiental y retos de la sostenibilidad

El incremento en la demanda de tierras raras ha agravado los impactos ambientales derivados de su minería y procesamiento. Entre los principales desafíos se encuentran:

  • Residuos tóxicos y radiactivos: la extracción puede liberar torio y uranio, complicando su gestión responsable.
  • Consumo de recursos: necesita grandes cantidades de agua y energía, generando huella ecológica.
  • Degradación del entorno natural: alteraciones del paisaje, contaminación y desplazamiento social.
  • Cuestiones sociales y laborales: en países productores, algunas denuncias evidencian deficiencias en protección laboral y salud.

La comunidad internacional trabaja para mejorar los estándares ambientales y sociales, promoviendo la trazabilidad, el reciclaje y el consumo responsable.

Futuro: transición ecológica y tecnológica

Las tierras raras jugarán un papel clave en la transición hacia energías limpias y en la revolución digital. Son fundamentales para la electrificación de la movilidad, las energías renovables, la miniaturización y la eficiencia de los dispositivos electrónicos.

El reto será equilibrar las necesidades de soberanía tecnológica, sostenibilidad ambiental y innovación. Esto implica reducir la dependencia de pocos productores, principalmente China, desarrollar tecnologías de reciclaje y buscar materiales alternativos.

Las tierras raras constituyen la base del progreso tecnológico, sanitario y energético del mundo actual. Su historia, complejidad y presencia en la vida moderna las convierten en un recurso estratégico que condicionará el desarrollo económico y tecnológico en las próximas décadas.

 

Deja un comentario